No daba para salir con tanto frío pero era sábado y ya no
podíamos demorar la compra del regalo del Día del Padre;
así entonces, acompañé a B. que decidió iniciar
el periplo internándose en la caldeada selva del shopping. Atravesamos con
dificultad las distintas tribus urbanas que, como manadas más o menos
bulliciosas, ocupan su territorio con desfachatada exhibición de las marcas que
definen su pertenencia.
En medio de la fauna y el clima tropical, compramos un par
de cosas e hicimos un alto para tomar café antes de volver al frío antártico
que enfrentamos por varias cuadras, paradas de por medio, hasta llegar al auto.
En el momento en que esto escribo, la cabeza me bate cual bombo de Los Chalchaleros, la espalda me duele y el pecho me arde de tanto
toser. Con resfrío y afiebrada, a una semana de atravesar la jungla como
Tarzán, hoy me siento como la mona.
Que estén bien.
..º..
Dejamos de ser soldados en el ejército de los
erguidos; nos convertimos en desertores.
Estar enfermos. Virginia Woolf