8 de junio de 2007

Corazón partido

Cara_Larga, haciendo honor a su nombre, no puede disimular la tristeza mientras le explica a Nezahualpilli los estragos ocasionados por el agua. En el centro ceremonial de Tenochtitlan las vírgenes celebrarán un paréntesis, al suspenderse las ceremonias sacrificiales. Por sus avenidas empedradas florece el moho verde y el dios del Viento agita un húmedo vaho pestilente.
Un nuevo invasor estrena máscara y renueva el martirio.
Fue una noche de sueños agitados para princesa Xuchitl, fantasmas y malos espíritus pegaban caracoles negros en el cuerpo de Alonso y las hojas amarillas se hacían polvo ceniciento al posarse sobre las dos cabezas, ahora separadas, de la serpiente emplumada.


Los pájaros azules están mudos y mi Corazón de piedra verde solloza como un jazmín pisoteado cuando lo retiro del anaquel.
Veré si puedo rescatarlo.

Esta ceremonia significa que cada vez que empezamos una nueva gavilla debemos procurar dar un espíritu nuevo y un corazón nuevo a las cosas.
El corazón de piedra verde. Salvador de Madariaga

2 comentarios:

El Caballero de la luna dijo...

En el Museo de Antropología hay una vitrina pequeña, donde se anuncia "corazón de piedra verde". Hace tiempo que lo busco, por sus virtudes mágicas y porque la novela me cautivó. Me gusta guardar recuerdos materiales de historias ficticias. Pero el corazón de piedra verde existió, así como la mujer que destrozó el corazón real de Nezahualpilli, rey poeta hijo de rey poeta.
Pero al llegar, el corazón había sido retirado de la vitrina, sin explicación, sin un aviso. En su lugar hay un soporte de acrílico hueco, como el cadáver propiciatorio desechado tras haber participado en el rito de renovación de la vida.

La condesa sangrienta dijo...

De haber pasado un tiempo más, yo también hubiese encontrado un cadáver. Mi Corazón de piedra verde (la novela), padeció los ataques de una gotera inoportuna e implacable.